- Letteratura
Aurelia Iurilli
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- CLAVES
Y GLOSAS PARA LEER EL
UNICORNIO
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- Introducción
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- Más que la fecha de
publicación, el contenido de El
Unicornio1
me gobierna para avanzar una posible
clasificación2.
Traigo a cuento la diatriba que encendió a los
románticos3
italianos, alemanes y franceses:
historiografía, historias de cada individuo;
historia, novela; historiador, escritor-poeta; verdad,
invención artificiosidad arte; realidad,
ficción; objetivo realista,
subjetivo-fantasioso subjetivo-irónico. Los
poetas intervinieron con fogosidad; los
críticos teorizaron con sensatez; los
filósofos argumentaron la medida de lo bello,
lo armónico que es retornar al centro de la
cuestión: clásico o romántico. Se
propuso, entre otras cosas claro está, la
novela enciclopédica según el modelo
cervantino. Y antes bien me gusta la idea, que Don
Quijote sea una novela romántica. Ni es para
menos El Unicornio que tan histórica es,
y tan romántica y tan caballeresca y tan
enciclopédica, y sanciono que sea
también policial - parodia ya lo propuse -, que
voy a examinar la serie de claves y glosas que a
continuación expongo para una lectura
intelectiva.
-
-
- La
Historia
-
- ¿Cómo es posible
que en el padrón civil nunca hayan sido
registradas las biografías de los ilustres
inexistidos que con rigurosa frondosidad creativa
documentara el forjador de obras
literarias?
- Porque las historias se
entretejen al cáñamo que la
historiografía les presta y porque todo es
re-escritura, Mujica Lainez reescribe la leyenda de
Melusina con jocosa subjetividad amarrándola
firmemente a los Héroes y a la Historia tal
como hiciera Jean d'Arras con el duque de
Berry.
- Desde el palco hasta donde lo
elevaran la maduración de los tiempos el saber
y su risueña percepción respecto de la
geografía, flora fauna ambientación,
contará las cruzadas, el reino de Balduino el
leproso y su pedagogo Guillermo de Tiro, la victoria
de Montgisard y la derrota de Hattim, los tejes y
manejes de los pretendientes al trono de
Jerusalén, las romerías, los templarios
y la asamblea de Beaucaire.
- Desde tal pináculo el
autor sentencia y se entrega a digresiones y concibe
muchos y atrevidos arabescos, tantos y de tal
calidad como aconsejaba Federico Schlegel en Carta
sobre la novela. Pero no es imprescindible que el
lector sepa de Historia ni de leyendas, lapidarios,
bestiarios y mitologías nórdicas
clásicas e hindúes, aunque sean grandes
los acontecimientos y los asuntos de interés
trascendente y fundamentales, porque de todas maneras
va a narrar. Me corrijo. Melusina - pormenor
insignificante porque es hada e invisible, famosa y
escandalosa -, va a narrar.
-
- Pienso que
debo narrarlo [mi sueño] en
seguida, para que el lector aprecie con
exactitud la jerarquía excepcional de
quién escribe para él (...) Por lo
demás es una anécdota harto
conocida. Los aldeanos la narran, junto al
fuego, sin tantos pormenores; las madres - acaso
esa madre que arrulla a su pequeño cerca
de la torre de Lusignan - la cuentan y la cantan
admirablemente a sus hijos; los poetas la
exaltaron con más o menos eficacia; y los
estudiosos especialistas la han analizado con
paciencia, sin conseguir, empero,
todavía, y eso que su esfuerzo ha sido
notable, acumulando las fichas tristemente
folklóricas y las búsquedas en las
que la filología sagaz rivaliza con el
erudito candor, despojarla de un lirismo
dramático que me enorgullece y me asusta
y que hasta hoy demuestra ser más fuerte
que sus metódicos embates sabios (I,
12·13).
-
- Ella acepta revelarse
narrándose a nosotros, lectores por pasatiempo
de novelas ligeras. Acepta narrar su vida que es un
sueño
-
- (...) mi
antiguo sueño, el sueño de mi
adolescencia famosa, escandalosa, tornó a
visitarme (...) mi vida que semeja un
sueño porque así lo quiso la
inacabable fantasía de Dios (...)
Soñaba mi sueño de siempre (I,
12).
-
- Y en el sueño discurre
el cotidiano cinematógrafo de su vida.
Sueños también son las demás
vidas porque la vida es sueño y "uno y otro
pudieron haber sido o soñaron haber sido" y
porque la muerte es una sinuosa línea mallada,
un trazo infiel tendido entre la vida y el
sueño.
-
- El caballero refería
su historia como si soñara (I, 55).
-
- Con lo cual nos catapultamos
otra vez al centro de la misma fogosa discusión
enfocada desde otro ángulo:
realidad-sueño, ser-no ser,
imagen-reflejo.
- Con este sentido preciosista
y burlón, el autor ensaya este lúdico
equívoco con reflectantes diversos: historia
invención tradición, teatro disfraz
travestismo, desdoblamiento: el espejo del agua, el
bordado, el tapiz, la miniatura.
-
-
- Ciencia
histórica e
invención
-
- "A mí [es Ithier
quien cuenta] me regalaron el corcel más
veloz (...) Yo conocía [reconviene la
sabihonda Melusina] perfectamente el episodio y
sabía que el protagonista había sido
Giraut de Bornelh el Maestro de Trovadores"...,
"cualquiera que haya leído algo sobre la vida
de los trovadores recordará el caso
celebérrimo. Pero esas biografías suelen
fundarse en anécdotas apócrifas. La
verdad exacta es la que me apresto a referir por
primera vez". Páginas más adelante
Mujica nos secreta la muy verdadera razón de la
desaparición de Aymé con la
precisión del estilo legendario: "No es cierto.
Lo cierto es que desapareció y que asimismo
contaron que vagaba por (...)" pero tal artificio urde
el autor para introducir su opinión y mimetizar
su presencia de artífice
omnisciente.
- La narrativa ondula y
borronea la línea entre historia e
invención; ellas se invaden
pacíficamente: la historia engaña como
fábula, la fábula sentencia como
historia. Y si lo dicho aún no resultare
convincente, releamos el convenio de Beaucaire,
cap. IV. Son un alarde de imaginación las
documentadas anécdotas que parecerían
"teatrales ostentaciones de entonces", que relegan a
móvil del todo secundario e intranscendente las
cuestiones políticas divergentes que Alfonso y
el duque de Tolosa vienen a zanjar.
-
- (...), a la
entrevista de Beaucaire, el largo viaje se
justificaba pues ellos y únicamente ellos
daban el tono a las reuniones, quedando para los
soberanos el desempeño de papeles
políticos que no incidían en
absoluto sobre el éxito mayor o menor de
las señoriles convocatorias.
Explícase así que el
propósito fundamental del convite de
Enrique II, que consistía en allanar las
diferencias entre Raimundo de Tolosa y Alfonso
de Aragón, pasara a segundo plano - tanto
que ni siquiera se lo mentó, en el curso
de las reuniones -, y que todo se resolviera en
los decorativos espectáculos y las
conversaciones brillantes que, (...) (cap.
IV).
-
- Porque en primer plano,
recibiendo toda la luz de los reflectores de nuestra
atención (El gran teatro del mundo), tienen
lugar los episodios de la siembra de las monedas y de
la hoguera de los caballos de Ramnous Venous, los
desfiles, los espectáculos llamativos y la
bullanga de los saltimbanquis, volatineros y
charlatanes de feria. Las anécdotas adornan con
melindres, salpimientan y aderezan, ligan y amalgaman
la inventiva a la historia. Leer la verdadera historia
a través de los detalles es satisfacción
del historiados; deleitarse en el decir elegante es
gracia del esteta. A ambos el autor envuelve con el
filtro de su parlar, inunda en la precisión y
opulencia de las imágenes y colores que primero
impresionaron su visión y provocaron la novela
en que todos hallan contento.
- La misma razón
aplíquese a los pasos de la Historia a los
cuales se alude en la segunda parte o leyenda
apócrifa: De lo que sucedió a
Melusina cuando se enamoró de Aiol y fue
Melusín de Pleurs. Lealtad a la Ciencia
histórica es el imperativo de Melusina, y
prendidos a esa Gran Historia, como labrados a un
tapiz, ella borda en relieve los apéndices de
la micro-historia a la sazón convertidos en
novela. En perfeccionar esta habilidad emplea Melusina
su tiempo eterno: "Me dediqué a leer. Me
metí en las vecinas bibliotecas y
aprendí mucha historia. Así, (...) se
encadenarán los [días] que me
faltan (...) hasta que las trompetas del Juicio Final
cubran mis gritos esperanzados".
-
-
- Historia,
invención y folclore
-
- El Unicornio
constituye el broche final -relativo a la fecha
año 2000 en que esto escribo pero no pongamos
límites a la providencia- del ciclo de leyendas
melusinianas. Melusina es personaje fundador y
maternal, mora en las aguas primordiales del Oriente y
privilegia las nacientes, confluencias, estanques y
remansos de cualquier geografía. Agua, madre,
protección, fertilidad, abundancia,
descendencia... Ambivalente en su metamorfosis
mujer-serpiente dragón.
- ¡Que el lector cautivo
de las gracias nigrománticas, consultados
libros especializados4
no deje de oír el canto de las sirenas - las
que soplan entre Scila y Caribdis - y el de la misma
Medea! A nosotros nos baste atenernos a la
enigmática (la clave está en el
latín) explicación dada en la novela:
"(...) Melusina, de la Mère Lusine, la Mater
Lucinia, la madre de los Lezignen, los
Lusignan".
- Pero del caballero del Cisne
- leyenda lateral y complemento de Melusina o su
variante las damas cisnes y niños cisnes, tanto
el ave como el elemento acuático - Mujica
suprime la narración y estratégicamente
dispone y reitera la figura en cambiantes posturas y
atuendos como el blasón que a espacios
regulares se distribuye en la guarda que enmarca el
tapiz5.
- La mujer con cola de
pájaro en verdad responde a la doble
intención del autor: alude al caballero del
cisne como ya dicho; metaforiza la teatralidad del
atuendo femenino como más adelante diré.
¡Las habrá visto don
Mujica6
como yo las (y los) veo andar a mi lado provocantes de
atrevimiento y desparpajo! Sea esta legión de
jovenzuelos. Sobre las faldas minis o maxis de lino o
tul, o pantalón, se han atado chaquetas a las
cinturas. Las mangas y bordes quedan sueltos y
desiguales. ¿No reconoces tú, entonces,
las estelas al viento, las colas multicolores y
ondulantes de pájaros exóticos y sin
embargo lánguidas? ¡Como nuestras abuelas,
con trascol o voluminosos moños sobre el
trasero, o las campesinas con las sobrefaldas
anudadas! Tal cual como antaño
hicieran...
- Cito del cap. VII. Estamos en
el castillo de Beaufort fortaleza de Reinaldo de
Sidón encaramada en un alto peñasco "y
las niñas se apresuran detrás [de
Aiol] riendo y disputando, girando en el aura del
doncel, con ondulantes tapices a medio tejer cuyos
fragmentos pendían de sus manos y flotaban
alrededor, como grandes aves que arrastraban sus alas
y sus colas multicolores". Una madrugada al romper el
alba suenan a rebato los cuernos y se arremolinan
hierros y soldados para salir del castillo. Pasan por
la sala de costura "(...) mientras que las pobres
desesperadas mujeres, a medio vestir como nosotros,
escapaban a ambos lados del torrente veloz, tratando
de salvar alguna pieza, alguna franja, algún
retazo y reiteraban la imagen de los pájaros
multicolores, que sugerían cuando parloteaban
en torno de Aiol, pero transformadas esta vez en unas
gárrulas aves acuáticas que aleteaban
inútilmente y picoteaban una presa al azar en
la ribera del río de hierro y de vellón
sacudido por la corriente violenta". La alusión
al elemento acuático y al cisne que, perdido su
amuleto ya no puede metamorfosearse en humano y se
enreda prisionero en sus propias plumas es más
que legible7.
- Pero nada es tan
significativo y comparable al pájaro en que se
ha convertido Pascua de Rivieri. Entonces, el cisne en
agonía entona su embrujo final. "Pascua se
había puesto de pie, y con ello se
advirtió que había ajustado a su
cintura, por detrás, una larga pieza de damasco
azul, verde y áurea de modo que parecía
un fabuloso pavo real blanco que prolongaba su cuerpo
en la cola policroma de sus hermanas
resplandecientes".
- Además de todos los
personajes y motivos tomados de la tradición y
la leyenda, fácilmente identificables, el gran
mito universal subyace y pulsa en toda la obra: el
andrógino primer progenitor del género
humano. Cuando Adán vivía solo
contendría los dos sexos. Luego hubo
especialización y hubo Adán y Eva. El
uno solo y completo generó el dos complemento y
especialización. Equívoca es
Azelaís, equívocos los teatrantes ya
vírgenes disfrazadas ya adolescentes
masculinos, y de ellos la mirada lasciva de Melusina
exalta la ambigüedad de Aiol - mientras se muda
de ropa en la carreta, mientras es como el San
Sebastián traspasado de flechas -, como otrora
exaltara la ambigüedad de Raimondín.
Ambiguos son los ángeles, Onfroi IV y los
egipcios de su corte; ambiguo Oberón y las
mujeres pájaros calcos del Caballero del Cisne;
Reinaldo de Sidón, la muerte o Pascua de
Rivieri, y sobre todo del andrógino se aprecia
la total plenitud - en las variantes: mito
(mujer-serpiente) y humano trasgresor
(Melusina-Melusín) -, en el personaje
protagonista.
- Equívocos, ambiguos y
andróginos son también los castillos de
los cruzados: por fuera fortalezas vigías
aguerridas y almenadas; por dentro muelles y laxos.
Cautivante es la sala y amanerado el clima donde
recibe Onfroi IV señor de Torón del que
se criticaba su evidente ambigüedad, a los huidos
Aiol Melusín y Mercator. "Nos recibieron como a
náufragos; nos bañaron, nos perfumaron,
nos vistieron de telas holgadas y finas, nos
alimentaron, nos hicieron dormir"8.
Sensual es el adolescente califa Al-Adid-Aba Muhammed;
femeninas y relajadas las ceremonias en su palacio:
"(...) sus portentosas pajareras, sus jaulas de
animales exóticos, su gran sala protegida por
guardias negros, en el centro de la cual pendía
un velo anchísimo, bordado con esmeraldas y
rubíes. El visir se prosternó tres
veces, corrió el ligero cortinaje y
detrás apareció, en su trono
reverberante de gemas, el califa de dieciséis
años, al que la barba comenzaba apenas a
matizarle el óvalo con una sombra leve y cuya
belleza..."
- Hurtado a las leyendas
irlandesas, el eremita Brandán juega papel de
importancia. De todas sus características de
penitente y guía espiritual, se pone de relieve
su rol didáctico: enseñar a leer y
ofrecer el ejemplo de su vida a Aiol. Señalan
su santidad los gatitos que con él conviven;
señala su espíritu irónico y
travieso Fadet. Puesto que Brandán lo alimenta
está seguro de su existencia y lo ve tanto como
ve a Melusina. "Sus ojos celestes (...) clavados en
mis propios ojos incorpóreos, con tal fijeza
que me estremecí y que hasta hoy recelo de que,
como Fadet y los gatos, Brandán me veía,
de que acaso me había visto todo el tiempo -
pues la santidad es capaz de muchas rarezas - y
había preferido (...) fingir que no me
reconocía, (...)". La muerte de este santo
varón es un retablo naïf una miniatura
producida por la piedad popular un gótico
elevamiento hacia la altura.
-
-
- Otros motivos de la
tradición y la leyenda confluyen en esta
obra magna, a saber:
- El hombre lobo
(Aimé)
- Los amantes enterrados juntos
(Guilhem y Seramunda).
- La carreta de los
teatrantes.
- La mujer endemoniada
(Azalaís en Poitiers).
- La penitente piadosa
(Azalaís y el rey leproso).
- La pecadora redimida
(Berta).
- La búsqueda del objeto
imposible (la Santa Lanza).
- El caballero en busca de
aventuras (Ozil va a Jerusalén).
- El reconocimiento por una
señal en el cuerpo (Ozil reconoce a
Aiol).
- La marca del príncipe.
La cruz en el brazo de Aiol.
- El pobre de nacimiento
hidalgo (Aiol picapedrero, hijo de Ozil y descendiente
de Melusina).
- La magia oriental
(Azelaís, Seramunda y Sibila evocadas por las
artes mágicas de Margarita, en el lupanar de
Antioquía).
- Narciso en la
fuente.
- Don del objeto hadado que
concede tres gracias (el cuerno de
Oberón).
- Ofrenda del corazón
(Seramunda come el corazón de
Guilhem).
- Romería por los
lugares santos, romería a Santiago de
Compostela.
- Retiro espiritual y
penitencia del caballero (en la ermita de
Lussac).
- Vida caballeresca y vida
contemplativa.
- Curación por pociones
mágicas.
- Disfrazado por
amor.
- Enamorado loco.
-
- Y aún creo que me dejo
alguno en el tintero. No de menor importancia, Mujica
los usa para integrar y perfeccionar el significado de
los motivos, que en esta novela, son principales.
Dicho de otro modo: a cada uno de estos motivos
corresponde una narración legendaria que,
habiendo cobrado aplausos en el auditorio de la
época promete ser éxito comercial
aún entre los lectores de nuestros días.
La artificiosidad del escritor los actualiza, hilvana
trenza y conjuga de manera tal que constituyan una
narración suma, que adicionando los
éxitos parciales, aseguren constituir un
best-seller. ¡Y a fe que lo logran!
-
-
- Teatro,
disfrazados y travestidos
-
- Determinan la teatralidad
tres coordinadas: la cosa, la apariencia de la cosa
según el haz de luz que sobre ella incida, el
punto desde donde se observa.
- (...) como en el
teatro se abrió el follaje y un hombre, un
muchacho, apareció ante mi vista (I,
21);
- (...) la luz se
preparaba a devolver a las cosas su disfraz cotidiano,
(...) (VII, 306);
- (...) ya comenzaba
el desfile de los pajes entre música y la
maravilla del convite que se prolongaría varias
horas, con fuentes en las que los pavos reales y los
cisnes y las liebres se erguían, como si
estuvieran vivos y con la espectacular
exhibición de un jabalí entero, que se
mecía en un asador colosal, (...)". "Yo me
mantuve perchada, como un halcón, en el dosel
de la silla del amo (...), desde el cual se abarcaba
el ajetreo variopinto (...) (IV, 173).
-
-
- Su credo teatral escribe
Mujica Lainez con refinada argucia entre líneas
en esta novela más que en el resto de su obra.
Sea en la elección del vocabulario pertinente:
retablo, pantomima, actor, escena, espectáculo;
sea en la técnica: recitar, mimar, desfilar,
danzar; sea en la modalidad: vestir,
desvestir-tra·vestir; en los géneros:
ópera, ballet, pantomima, teatro de calle y
plaza, auto religioso; sea en las coreografías.
"Parecía [la ilustre Seramunda]
disfrazada siempre; disfrazada de ninfa, de beata, de
mujer de letras, con rasgos baladíes de
cazadora Diana, de María de France (la de los
lais), de abadesa y de heroína de
Crethién". Disfraces son también los de
Melusina ya coleóptero,
-
- se le
antojó después completar mi
horrible disfraz (I, 20)
-
- ya joven
Melusín,
-
- el hada
Melusina disfrazada por amor, mintiendo por amor
(...) (VI, 277)
-
- y a mayor razón se
disfraza Madama Agnès: de bordadora sometida
mientras espera al caballerito de Pleurs; de reina; y
para ir al lupanar, que es el lugar más
auténtico del disfraz o la desnudez. Se
disfrazan nobles y prelados para desfilar en
cabalgatas y procesiones, y los peregrinos de
harapientos y tullidos para andar el Camino de
Santiago. Conocemos travestida9
a Azelaís y travestido al coro de
Vírgenes Prudentes y Vírgenes Locas de
la Carreta de la Infamia.
-
- ...,
reproducían el friso hierático
formado por las esculturas de las
vírgenes sensatas y las que no lo fueron,
alineadas en sus vestes de piedra en el portal
de (...) (II, 42).
-
- Teatral es Ithier en su
"disfraz que le imponía la tristeza de ser
anciano" y más aún los bueyes de
"enormes ojos y sus cuernos dorados cubiertos de rosas
moribundas (...)"
- Se diría que este
"perezoso desfile" pasa lentamente bajo los
reflectores de un escenario en tinieblas
intensificando la "fosforescencia del oro con el cual
habían sido teñidas las cornamentas y
las pezuñas de los grandes vacunos blancos
coronados de guirnaldas de rosas marchitas, y
abrillantando los colores del grupo que en lo alto del
zamarreado vehículo (...)"; después, en
el mismo desfile atrae el foco de atención un
adolescente, que pasa ahora a primer plano, al
"adolescente que me maravilló con su garbo".
Toda vez que se usa este elemental truco
escénico, suscita renovada maravilla: "Los
otros caballeros prolongaron el desfile, cumplido el
cual fuimos presentados a los personajes de la corte,
quienes emergieron de la penumbra como si los
iluminaran sucesivas antorchas".
- Pero el autor, para aumentar
el desasosiego existencial, desenmascara la
hipocresía, muestra la esencia irónica y
el sentido teatral de la vida, de su propia
filosofía de vida; desemboza el andamio que
sostiene el fraude.
-
- Bajaron todos
hasta el bello doncel del caballo, y sin
más se pusieron a orinar
desfachatadamente contra los troncos, lo que
colmó mi sorpresa, porque observé
que, fuera del doncel en cuestión, no
había allí mujer alguna, pues el
resto eran hombres y únicamente él
no lo era, comprobación que, por el
enmascarado intercambio de los sexos, me
sugirió la idea de que aquella escena,
más que a la tranquila (...) (I,
40).
-
- ¡Que el lector decida
cuál es la verdad y cuál el
fingimiento!
- Este recurso de mostrar las
dos valencias del disfrazado, las dos caras del
personaje, Mujica Lainez reitera también en la
presentación de la reina Agnès, y de la
corte de la ilustre Seramunda.
-
- Lo singular
de este proceso (...), es que Seramunda no
actuaba impulsada por la herida de su amor sino
por la herida de su vanidad. Se vio con ello
qué frágiles eran las ataduras del
amor convencional de la época (...) el
dulce amor se impregnaba de hiel y se mudaba en
despecho, en odio (...) había pasado de
la adoración a la malquerencia,
Seramunda, (...) hizo girar la rueda de los
sentimientos. Como para ella todo se centraba en
las divagaciones del entretenimiento
literario-amoroso, y no se le ocurría que
en la vida podían existir otros
intereses, fuera (...) de ese juego apasionado,
(...) (IV, 165)
-
- Otros muchos disfrazados
juegan su farsa en la novela: Aymé hombre lobo,
las mujeres pájaros, los caballeros de cotas
malladas son lagartos, Melusina hada, Melusina
caballerito de Pleurs. Y hasta las multitudes corales
han de tener su sitio en este ancho escenario, y aun
Mercator, el bobo de la tradición del teatro
español.
- Y si como en la vida todos
recitamos un papel en el gran teatro de la vida, la
muerte que es el broche final ha de ser una muerte
de ópera, una pirueta acrobática
elegante y frívola, una reverencia antes de
salir de escena.
- Muerte de
Melusín: "(...) me desplomé (...)
Como un sueño divisé la tienda roja que
se abatía, (...)" El como sueño
¿es efecto de los ojos que se cierran y se nubla
la visión, o porque la alucinada es Melusina
que ha soñado ser Melusín? ¿O el
como sueño es doble alucinación:
Melusín alucinación de Melusina que es
alucinación de los que creen en su
existencia?
- Muerte de Pons:
Elegido el escenario donde ha orquestado el rito del
exorcismo, Santa María la Grande, "el verdadero
organizador del complejo cuadro", con sentido teatral
dispone sus artistas. Abarrotando la iglesia el
coro-comparsa inquieto y colorido; los oficiantes
envueltos en casullas y dalmáticas de ricas
telas orientales moviéndose alrededor de los
parihuelas de la endemoniada Azelahís ocupan el
altar; algo apartados del tráfago central las
primorosas figuras orantes del metálico Ozil,
Aiol y la pizpireta Seramunda arrodillada sobre un
tapiz de Persia. Pons todo lo vigila trepado al
andamio y tan privilegiado punto de observación
comparte con Melusina.
-
- Visto desde
mi atalaya [es Melusina quien describe y
cuenta], el rito que se desenvolviera con
réplicas cadenciosas, graves saludos,
genuflexiones y brazos extendidos, cobró
una irrealidad mágica de cuento oriental
(II, 100).
-
- Luego, una reverencia
ceremoniosa simulando vacilar. Apenas un
traspié de danza y Pons sale de su
escena sin que nadie lo advierta, más que la
transparente Melusina. ¡Con sólo tan
refinado termina el artista su actuación
incisivo y breve como un relámpago!
-
- (...) el
cuerpo del tallista Pons que, asomado
peligrosamente a su refugio de la plataforma, se
estiraba hacia la escena del altar,
perdía pie, vacilaba y luego se
precipitaba al vacío, añadiendo su
gemido largo al clamor que rodeaba al exorcista
en el relámpago oriental de las casullas
(...) Y sin embargo Pons cayó con tal
mala suerte que su alarido se quebró en
las losas del piso y entregó su alma al
instante. Pero la concurrencia no se
percató inmediatamente de la gravedad del
caso. (...) Sólo después
advirtieron que estaba muerto (II,
102·3).
-
- Muerte de Ithier:
La opera buffa es compuestamente teatral,
Ithier se tumba a morir. Como en la convención
de las óperas, luego de haber confesado su
crimen "el fraile trazó sobre su frente el
signo ritual de la absolución. Entonces Ithier
con estudiado gesto se deslizó despacio hasta
el suelo, donde se estiró con los brazos en
cruz y comprendimos que estaba muerto". Murió
de sentirse culpable.
- Muerte de Guilhem, de
Seramunda y de Yolaz: Escenografía calcada
de la comedia de enredo: cita en la oscuridad de la
alcoba. Fieles al libreto, los muebles interceptan los
pasos torpes del felón. Franquean,
complacientes, los pasos de danza del amante, cuya
disposición estando a las cuenteras palabras
del autor, no debía conocer porque "lo cierto
es que su relación con Seramunda nunca
había ido más allá de las
fronteras cordiales que trazan el verso y el suspiro".
Cuerpos tibios adivinados en abrazo voluptuoso.
Puñaladas repetidas y la sangre caída a
borbotones. Rayo de luna: claror suficiente para
aclarar las dudas. Un solo grito aterrador "en la
habitación desordenada". Después la
amada comerá el corazón del amado: vieja
receta de las novelitas rosas. Y Seramunda, seguida de
Yolaz, arrojándose en vuelo por la ventana
abierta, - y el ardid es técnica de la
tradición operística como más
adelante diré -, sostenida un instante en el
viento por el aleteo de las anchas mangas y por las
trenzas deshechas, como otro cisne muerto de amor,
como si aspirase a convertirse en otra Melusina, se
estrellará contra las rocas. Ahora, pero es
opinión del autor, ambos amantes yacen en la
misma tumba en Perpiñán adonde llegan en
peregrinación los amantes.
- Pero la Gran Muerte rutilante
de espejuelos y fingidos oros, de iris la cola de
pájaro real, nos requiere de amores. "-A cambio
de mi regalo, me besarás, Aiol".
- La novela cierra el
telón sobre el doble cuadro que representa la
escena final. A la muerte del cuerpo en la tierra
corresponde la asunción del alma en el cielo.
El espacio terrenal, a ras del tablado, es
patéticamente falso de papel prensado, el set
que reconstruya la Roma Imperial, o una historia
bíblica. Por eso produce dolor, desgarramiento
lento, tajo profundo. Porque madama muerte está
ahí nomás con guiño desdentado.
Está rutilante de espejuelos y fingidos oros,
exhibe toda su teatralidad de esclava opulenta ambigua
y magnética. En tanto, en lo alto donde "Se
separaron las nubes, como un leve cortinaje", aparece
el retablo apoteósico del rey leproso y
Azelaís, lumbres sin mácula, que reciben
el alma de Aiol. La técnica ya había
sido usada cuando el entierro de
Brandán.
- Las demás muertes no
atañen tanto al teatro, inoculan la zozobra del
espectáculo desconcertante. Muere Ozil en su
ley aplastado el cráneo en el yelmo; deja el
caballero de Pleurs su envoltorio, y su alma es objeto
de intrigas burocráticas: ¿pertenece al
diablo o al ángel, debe salvarse o
condenarse?10
- Melusina es más
excéntrica que Seramunda en sus disfraces. Lo
suyo no es transformación, ni cuando "los
sábados la anunciada mutación inexorable
se producía, ni cuando" crecían sobre
mis hombros dos alas esmaltadas de los mismos tintes
[que la cola]. Con estas últimas no
había contado; no me las anunció mi
madre; acaso se le antojó después
completar mi horrible disfraz.", ni cuando la pintan
los hermanos Limbourg en el devocionario, sino voluble
disfraz. Como quiera que se presente, aun siendo
invisible, su fingimiento es ajeno a su voluntad.
Será muchacha atrayente junto a las fuentes,
coleóptero de cola esmaltada blanca y azul,
sirena de firmes pechos al aire en los escudos y en la
heráldica, estudiosa de historia, constructora
de castillos. Se disfraza según las modas y las
ocasiones. Y la moda o la ocasión, o el
guiño de ironía del autor que no deja de
atribuirle algunos achaques, le concedió el
disfraz supremo de meterse en la piel de
Melusín, que a su vez se ajusta en la armadura
escamada y el yelmo murciélago del caballerito
de Pleurs. Sus cualidades femeninas y femíneas
se sensibilizan cuando deben cumplir un rol sexual
masculino11.
-
- (...);
cerré los ojos y me encomendé a
Merlín (...) Comprendí que no me
quedaba más remedio que representar la
ardua escena hasta el final (...) Yo eché
mano del viejo procedimiento imaginativo de las
substituciones, (...) cierto afirmativo
resultado reflejo obtuve a fuerza de pensar
(...) - pero la verdad es que mi cuerpo era tan
joven que funcionaba y reaccionaba por su lado
-, perdí, por segunda vez en mi extensa
vida, la virginidad (VI,
283·4).
-
- Sufre este su disfraz
masculino por amor. Lo cual podría estar
significando que el amor es un disfraz y los amantes
disfrazados. (Y este tema o subtema elevamos a
categoría de problemática de la novela).
Disfrazado de loco: tanto por aludir a un motivo
clásico de la tradición literaria. De
alguna manera esta problemática ya había
puesto sobre el tapete Seramunda.
- No sujeto a las calamidades
naturales, el paisaje es idílico, de
telón de fondo. Hasta la nieve invernal es
motivo decorativo. "Había, en los
árboles, en el techo de la ermita y en el suelo
restos de nieve, y esas manchas blancas colaboraban en
la función de otorgar a la escena del bosque un
carácter pictórico, como si aconteciera
más allá de la realidad, dentro de la
magia de un retablo". Los bosques, poblados de fauna
monstruosa y los cielos de duendes y ejércitos
de hadas risueñas. El aire es tibio y
placentero.
- El espacio
escénico: el Mujica Lainez
escenógrafo crea para su ópera
abundantes telones de fondo y telones laterales de
foro que dispondrá desplegar y recoger
rápidamente a vista del espectador - mientras
la acción está en acto - de manera que
la escena ofrezca mudanzas rápidas en beneficio
de la profundidad espacial y la maravilla. Las
mudanzas a vista - habría sido Giuseppe Verdi
el primero en utilizarlas- acentúan o reducen
la tensión dramática12.
Sea el espacio circunscripto de la alcoba de
Seramunda; el espacio de la catedral de Santa
María la Grande visto sea por un integrante de
la turba, que en visión panorámica desde
el palco-andamio;
-
- (...), y
allá volé yo [Melusina]
también, deseosa de apreciar la
escena,
(...) como si me asomase a un balcón (II,
99)
-
- el comedor del castillo hecho
para el "desfile de los pajes" y la
"presentación teatral de los manjares"; la
ventana abierta salida practicable por el fondo,
telón rápidamente apartado que deja ver
a Seramunda que en vuelo irá a estrellarse
contra las rocas. A la luz del artículo citado
en nota, de Viale Ferrero, leamos el espacio
del acto final: primer plano, plano profundo, plano
profundísimo.
- La mudanza a vista con
el alternarse de lo jocoso y lo serio es un
símbolo de nuestra vida; expresa las
vicisitudes de las cosas humanas. Es puro significado
metafórico, y modelo para ser
imitado.
- Y aun constatamos en El
Unicornio el cumplimiento de la regla enunciada en
la Enciclopedia "después de un
magnífico palacio, que haya antros espantosos,
después de un lírico paisaje un mar
tempestuoso y amenos jardines; en fin, crear
sensaciones epidérmicas de placer, de angustia,
de alivio".
- Línea de
visión: horizonte del espectador, en
diagonal, panorámico desde lo alto a los
precipicios.
- Luces:
predilección por el claroscuro. La luz en
magistral claroscuro, la derraman "tres antorchas en
la humedad del recinto" y las telas de oro
deslumbrantes de joyas y relucientes de
utilería.
-
- La
exótica magnificencia del sitio, la
promiscuidad de los rastros de civilizaciones
contradictorias, la hostilidad de la
áspera naturaleza, disfrazada con
máscaras de columnas, el desamparo en el
cual habían sido dejados la
acrópolis, las puertas, los templos,
gimnasio, mercado, termas, teatro, acentuaban mi
sensación de flojedad, de desvalimiento
(IX, 384).
-
- La pompa crepuscular es luz
rosa y malva, es metafísica luz violácea
"para ver en profundidad, penetra la escena, el
espacio, el tiempo, la trampa de piedra en que se ha
vuelto Petra, lugar desprovisto de árboles,
despojado de hombres".
- Técnica
cinematográfica: tratada con intensidad y
bravura cuanto la técnica operística es
la técnica cinematográfica, tanto
más que esto último el autor
señala a menudo. Pero el muy advertido lector
detectará que este recurso es una constante que
subyace y aflora alternativamente en las narraciones.
Usemos esta llave para ver (y es un ejemplo entre los
tantos) la derrota de "Hattin, en el paisaje del
Sermón de la Montaña", hasta el final,
cuyo último acto, como ya dicho, intensifica
con un cariz operístico. Intrincada es la
batalla remolino de polvo sangre color caballos e
hierros; vuelos por los aires entre lo feérico
y lo demoníaco a cargo de "la leve cohorte de
hadas que improvisaba un baldaquín de rosas
sirias y surcaba el espacio primaveral haciendo cantar
las cristalinas campanas y los crótalos de
esmalte y perlas."; encuentros sobrenaturales con
personajes de la tradición judía
andanzas por paisajes oníricos
desérticos pedregosos.
- Y aquí entra la duda
existencial: ¿Aiol y Mercator caídos en
Uadi Araba están todavía vivos?
Refirámonos, en este punto, a otras
técnicas artísticas sin embargo no
extrañas a la novela: la titiritera y la
prestidigitación. El autor, aun dando a sus
personajes una impresión de autonomía,
mueve los hilos que los sostienen, los hace volar
arrodillarse morir y resurgir a gusto, con
hábil pase hace aparecer hadas, endriagos,
castillos, andróginos, bailarinas, reyes,
héroes de viejas narraciones de la
crónica y más y más
encantamientos.
-
- Tal vez
pensaban ambos que vivían en un
sueño, que dentro de unos instantes
abrirían los ojos a la atmósfera
familiar de Beaufort y sus doncellas tejedoras.
O tal vez (...) Pero ¡qué lo iba a
recordar la observación de los jefes, si
cada uno de ellos se creía un
héroe de Créthien de Troyes,
rescatador de una dueña llorosa, (...)
(IX, 377).
-
- Consideremos el teatro
juglaresco o teatro de calle y plaza que
practicaban, y aún practican hoy con leves
variantes en verano por plazas y calles de los barrios
medievales saltimbanquis mimos y charlatanes de feria;
Ithier y Azelaís en la feria de Beaucaire, o
como se los supone en la fiesta del torneo en el valle
de Pleurs, Mercator narrador de la historia de
Oberón y Huón de Burdeos, y
"volatineros, un árabe que tragaba espadas y
otro que hipnotizaba serpientes".
- A la escena quieta
o encantada, tan propia de los cuentos de hadas
y de encantamiento, tres veces recurre Mujica.
Significativamente, la escena (la narración) se
detiene por efecto de la palabra, el soplo: (el
aliento creador). Paraliza a los labradores el grito
aterrador de Melusina que metamorfoseada en
dragón echa a volar por la ventana abierta, en
el paisaje bucólico de primavera:
-
- los aldeanos
sembradores, en leguas a la redonda, levantaron
las amedrentadas frentes hacia la celeste
serenidad del cielo, pensando (...) (I,
31)
-
- el grito de Aymé
detiene a todos en el comedor
-
- la
concurrencia selló sus labios y
paralizó sus gestos como si el hechizo la
hubiese encantado, petrificado y
estuviéramos en el palacio inmóvil
de la Durmiente. El silencio tétrico
extendió su aceitosa capa sobre el crespo
oleaje, hasta la lejanía de las cocinas y
de las cuadras y hasta la soledad del contorno
campesino, donde los leñadores quedaron
con hachas en alto como incomparables esculturas
(IV, 175)
-
- encanta el narrar de Mercator
y detiene el tiempo. La voz conjura la presencia del
enano protagonista.
-
- Entonces,
como en un hechizo, inmovilizóse el
trajín de la cámara (VI,
258).
-
- Dediquemos algunas palabras
al teatro itinerante.
-
- El carretón transporta
utilería y actores la más de las veces,
y hace de escenario. Es un elemento más,
así como los bueyes. Los pasos bíblicos
ofrecen los temas:
-
- Camino, caminar, caminante
son símbolos explicados teatralmente. Caminan
los peregrinos a Santiago, desfilan lenta y
pausadamente sacerdotes nobles y escoltas en la
procesión del rey leproso, paso festivo en las
cabalgatas primaverales por verdes florestas, paso
ritmado de los pajes en la sala del banquete, hasta
adquirir la ondulación de la genuflexión
y la cadencia vortiginosa de la danza ensayada y
teatral, los de Aiol se hacen
gráciles.
-
- Giraba
[Aiol] como un molinete, como si tuviera
ocho brazos,
- ocho aspas de
hierro y de fuego, como si bailara en medio
de
- las saetas, y
su baile veloz era más hermoso que
cuantos (...) (VIII, 339).
-
- Pero el símbolo
recóndito del caminar lo revela, finalmente, el
judío errante Ahasverus
-
- (...) pero
únicamente alcanzaría el
perdón del Salvador en el valle de
Josafat, cuando sonaran las fatales trompetas.
Hasta entonces, el judío errante
debería marchar y marchar (IX,
379).
-
-
- Desdoblamiento
y reescritura
-
- "Siempre sucede así
en los cuentos y en la vida" (VI, 259).
-
- Esta novela es un cuento
medieval de hadas, en "versión acomodada" al
siglo XX.
- En esta novela todo sucede
como en los cuentos de hadas, como un reflejo sobre el
espejo del agua, como en los tapices, "como en una de
esas viñetas delicadas que los monjes
miniaban". Esta novela es la reescritura de la Edad
Media: "ir por el mundo eternamente, remedando gestos
pasados, como si cuanto yo haga fuera sombra, reflejo,
recuerdo y espejismo y no lograra concretarme (...)"
"como si me mirase a mí misma en el espejo
brumoso".
- Esta novela es un
diálogo entre los trovadores y juglares
fabuladores los que "repetían las conmovedoras
historias eternas", y un novelista de nuestro tiempo,
que siendo de 55 años es sagaz hábil
leído y astutamente fabulador.
- La silueta en el reflejo se
dobla, y el enfrentamiento es un re-envío que
se propaga al infinito. Inicia el proceso de
introspección e introduce el factor tiempo:
antes de este momento es reflejo del
después de este momento. Así:
"(...) a Aiol cuando éste contaba doce
años porque lo sorprendió
mirándose detenidamente en el espejo de su
madre, lo único que a éste le quedaba
del caballero Ozil" indica el momento de
enfrentamiento consigo mismo, con su pasado (las
andanzas de Berta y Ozil, sus progenitores, su mismo
nacimiento en Jerusalén, anticipación de
su futuro, que no es más que un reflejo del
pasado: vuelta a Jerusalén. Se abarca el tiempo
de un vistazo en panorámica
perspectiva.
- Otras veces el desdoblamiento
a más de repetir el motivo de Narciso, funde y
confunde reflejo y cosa reflejada, realidad y
espejismo. Melusina replica su figura en la cuba de
madera sin que se acierte a señalar cada
preciso contorno. "Me contemplaba reflejada en el agua
transparente, en la que brotaban, a un tiempo, la
imagen verdadera de mi cola escamosa y la imagen
copiada de mis alas de garfios". Idéntica
circunstancia protagoniza el recién nacido
Melusín copiado en el providencial estanque de
la alquería.
- A este respecto comenta
acertadamente Emmanuele Coqueroy13:
"Replicar los detalles es una suerte de
obsesión obligatoria en la tapicería de
las Fiandras, porque una zona sin detalles o motivos
constituye para el espectador una problemática
y un interrogante: ¿Qué hay
detrás?"
- Se recurre al tapiz para
lograr el mismo objetivo que con el espejo del agua.
Grandes tapices comisionaban corteses y castellanos
que los retratasen en escenas cotidianas: la
cacería, el banquete, las labores femeninas en
el ortus conclusus, la fiesta y el cortejo de
primavera, el torneo. El poseedor ama pasearse con sus
invitados en los pasillos y salas decoradas con
tapices que hablan de sí, de su vida, de sus
nobles hazañas, de su estirpe grandiosa. El
poseedor ama mirar la exaltación de sí.
Y como toda exaltación incluye una componente
teatral, estos retratos no guardan mentira sino
artificio, la teatralidad. Veamos: borda Madama
Agnès el encuentro de Flor y Blancaflor y ello
es la sublimación de sus citas galantes; bordan
las muchachas del castillo de Beaufort la ficticia
convención de raptos y encuentros hadados que
quisieran protagonizar. Bordan Seramunda y su corte de
damas. Así, todo será tapiz en la novela
y la novela será el largo desenrollarse de un
tapiz, que pide ser leído a la manera de los
viejos tapices de Brandán. Ni ha de faltarle el
fondo rigurosamente salpicado de flores y animales
exóticos -flores y animales que en nada ofuscan
las figuras principales, sino más bien las
exaltan- ni las guardas que los enmarcan. Repasemos
algunas citas:
-
- (...), se
animaba como un tapiz ilusorio por cuya
hojarasca negra y bermeja corrían los
sátiros cornudos, los esciapodios que no
poseen más que una pata
velocísima, la cual les sirve de
quitasol; los hipopodios de los desiertos
escitas; los cinocéfalos indios, perros
hombres a cuya estirpe dicen que
perteneció San Cristóbal; los
etíopes de cuatro ojos; los grifos, los
basiliscos, las sirenas, los centauros; las
leucrocotas, asnos con cabeza de tejón,
que simulan la suave voz humana, aunque cuentan
con un único hueso continuo en lugar de
dientes; los panotii, de orejas desmesuradas;
las mantícoras, con tres filas dentales,
hombres y leones, raudas como pájaros,
con timbres de flauta; las quimeras de tres
rostros (...) (II, 94).
-
- Montgisard se
destaca (...) como en flamígero tapiz
(...) Montgisard es un tapiz que se agita y
restalla en el viento (VII, 286).
- (...);
movióse a la zaga la pequeña
corte, como si un soplo de aire hubiese agitado
un desvaído tapiz de figuras decorativas
(VI, 240)
-
- arrastran en
su bamboleo el triunfo de los tapices
señoriales sembrados de hierbas y flores
misteriosas (I, 12).
- Brandán
trajo del cobertizo unas telas polvorientas, en
las que estaban pintadas escenas curiosas del
sitio de Troya, (...), le narró lo que de
ellas sabía. Esas nociones se
añadían a las que Aiol
había recibido (...) (III,
121).
-
- El re-envío que se
establece con la miniatura añade preciosura y
cromatismo a las figuras, a los detalles del paisaje,
a la narración. ¿Y si definiéramos
esta novela un devocionario iluminado, un libro de
horas, leído en clave seglar? El autor
así define: "como una ilustración de
códice miniado" e invita: "Para valorar su
efecto, debe el lector reconstruir con la mente la
plástica composición".
- Nuestros personajes son San
Jorge y San Miguel matando dragones y lagartos
escamados, surcan el cielo de marzo endriagos
siniestros que aterran a los pobres sembradores, hay
cazadores junto al fuego y negros osos que los
acechan, hay vuelo de ángeles
"sosteniéndose las claras vestiduras";
procesiones penitenciales de clero dorado y peregrinos
andrajosos; desfiles de primavera un San
Sebastián inmaculado traspasado de
flechas.
- La miniatura cede el paso al
mosaico, aunque la referencia mire al occidente,
cuando la acción tiene lugar en tierras de
medio-oriente.
-
- Como cada vez
que los altos dignatarios cristianos
intervenían en una ceremonia de
carácter religioso, el desarrollo de la
misma adoptó el rígido y
espléndido aspecto de un mosaico
bizantino. Ya no evolucionábamos con la
lírica elegancia de las figuras de los
códices miniados, característico
reflejo de la vida feudal; (...) (VIII,
345).
-
- El motivo del agua despierta
lascivas sensaciones táctiles térmicas
acústicas, galeote velado y difuso, de tintes
románticos había sido el encuentro entre
Raimondín y Melusina junto a la naciente. M.
Lainez le asigna valencias desconcertantes y
transgresivas; así la irrupción de
Seramunda en el baño de Aiol, Melusín
adorándose en el estanque, la fugaz
recuperación de parte de Melusina de las trazas
de monstruo, evocada por las gárgaras de los
brocales de Madama Agnès.
-
-
-
- Conclusiones
-
- 1. Tejer el tapiz del
derecho y del revés o burla al Sistema
Consolidado.
- ricos
pendones en ellas
- broslados
por sus amadas
- (Romance
de La Pérdida de
Antequera).
-
- La
reina estaba labrando
- La
hija durmiendo está
- (Romance
de El Amor más poderoso que la
muerte)
-
- Hermosas
ninfas...
- agora
estáis labrando
embelescidas
- o
tejiendo las telas
delicadas...
- (Soneto
XI G. de la Vega)
-
- Motivo literario de primorosa
delicadeza, labrar y coser es entretenimiento de
diosas y cortesanas.Torpe la puntada de Azalaís
poco ducha en sutilezas porque es refinamiento poco
usado a su clase, precisas y prolijas son en tales
afanes Seramunda y Madama Agnès y la corte de
castellanas y damiselas. Precisas, meditadas y
prolijas, ellas bordan el tapiz de sus vidas. Y este
tapiz nos deleita con una doble lectura y
espectáculo: del derecho con personajes
en pose en la armónica composición
concebida por el artista las modas y la
convención social; del revés o
sea su burla, la percepción irónica, los
nudos y pasadas, la maquinaria entre quintas y
bambalinas. Esto quiso significar el autor: burlar el
Sistema Consolidado, hacer del Gran Revés el
protagonista. Leamos en esta clave la escena ya citada
de los teatrantes de la carreta o friso de las
vírgenes sensatas; los ángeles que
"Pasaban filosos, tímidos, tendidos los
delgados dedos bendicientes, alzándose las
claras vestiduras" y su abstención de
presenciar la meada portentosa "al amparo de unos
robles" y Azelaís que desviste a Aiol en la
alquería "(...) empezaba su hermana
desmañadamente, a desembarazarlo de la espada,
de la cota, de la espuela, cumpliendo la liturgia
guerrera al revés; (...)".
-
-
- 2. Ambivalencia y
andrógino
-
- El tema de la ambivalencia
llevará a plantearnos una problemática
profunda: el uno andrógino inmortal y perfecto
- Dios -, el dos hombre-mujer carnales perfectibles y
especializados. El dos mira al uno y lo define
monstruoso porque desconocido, porque es su oscuro
deseo. ¿Cómo justificar, si no, los deseos
de Melusina de descender al dos, ser carnalmente
humano y mortal? El deseo es el punto de contacto
entre el uno y el dos. Vulnerabilidad de dioses y
hombres. Entonces, y vamos más allá,
¿cuál es en esta trama de tejido el
derecho y cuál el revés?
¿Cuál es la escena y cuál su
caricatura? ¿Con qué sublimación
puede socorrernos en esto la re-ligatio? En mi
opinión, lo que quiso mostrar y demostrar
Mujica Lainez es la ambivalencia de todas las cosas.
Trato de explicarme mejor: siendo uno lo que es,
carnal y finito, mortal y específico, con ideas
y opiniones bien templadas y forjadas en los vaivenes
de la vida es, o puede ser, sin embargo, mirado desde
otro ángulo con otra luz, otra cosa. Don
Quijote es Quijano el Bueno, el Caballero de la Triste
Figura... La silla es la idea de silla, pero
según se la mire la silla es como.... Las
definiciones son múltiples, correctas todas
pero ninguna es la silla. Aquí está el
núcleo del enfrentamiento que el autor no
plantea como choque sino como convivencia. Verdadera
gran problemática de Mujica Lainez.
-
-
- 3. La muerte
-
- La muerte vuelve a plantear
la disyuntiva: alma inmortal asunta - cuerpo
perecedero condenado a los infiernos. Asunción
del alma de Brandán, de Azelaís, de Aiol
y del Rey leproso. Melusina en cambio "se
debatía, enzarzada en la trabazón inerte
de las vísceras perecederas. Ya se excitaba
alrededor la tironeante querella escolástica de
los ángeles y los demonios (...)" ¿a
quién juzgaban: a un caballero difunto o a un
hada inmortal?
- ¿Queda la muerte
anulada?
-
-
- 4. Inmortalidad y
reencarnación
-
- La inmortalidad es sacralidad
y tabú. La reencarnación se liga a la
descendencia, la procreación, la
continuación de la especie pasando por el
pecado (obligación y cárcel) de la
cópula. El cuerpo es encierro y
estorbo:
-
- Segregados
por inaccesibles muros, en el encierro de
nuestros cuerpos y nuestras respectivas almas
(...) (IX, 350).
-
- Llevaba mi
cuerpo como si fuese una armadura; me costaba
adecuarme a la pesadez de su substancia (V,
215).
-
- Aiol es la repetición
de Raimondín su descendencia, ¿su
reencarnación? Melusín es la
encarnación de Melusina. Melusina es inmortal y
tabú, hada y espíritu demiurgo. En su
largo tiempo quieto tomará cuerpo en la mente
de sucesivos Aioles perecederos. ¡Ay!
¡Pidamos nuevamente ayuda a la religatio! Que la
ironía nos asista hasta llegar el momento
supremo cuando se descorran las cortinas.
-
-
- 5. El tiempo
-
- El tiempo de los monstruos es
informe. Como informe, a-cronológico y confuso
es el tiempo inmortal de Melusina. A su tiempo de
leyenda medieval se le suma el vivido en las mentes de
los que en su mito meditaron, y el que será
Historia ligada a los hechos que a ella fueron
contemporáneos. Pero todo esto es tiempo pasado
con respecto del autor. Y esto es lo caótico,
confuso y monstruoso: que el futuro de algunos sea el
pasado de otros.
- El tiempo finito de los
mortales es cíclico. Los personajes van y
vuelven. Va Ozil a Jerusalén y vuelve a su
tierra para morir. Ha nacido Aiol en Jerusalén
y allá regresa en pos de su muerte.
- Esta problemática
existencial de la edad madura, Mujica plantea con
seráfica ironía en diferentes
perspectivas: tiempo finito, tiempo inmortal, tiempo
mítico, tiempo hadado, reencarnación,
metamorfosis, tiempo cronológico de los
personajes novelescos sus pasados y sus futuros,
tiempo histórico, tiempo existencial del
lector, de los lectores pasados y de los lectores
futuros, tiempo existencial del narrador su pasado y
su futuro, tiempo lineal, circular, en espiral,
reflejado, soñado, tiempo inmaterial. A poco
que en meditación releamos la novela
advertiremos todos estos flujos y reflujos que en
superficie y en profundidad la cruzan, que nos hunden
y nos enarbolan entre estas ondas del ora tempestuoso
ora tranquilo mar del tiempo. Advertimos que es este
el momento de más lucidez del ser humano-autor.
El de la revelación fulgurante que provoca el
suicidio o la ironía. El momento en que la
vida, las cosas, el tiempo lacerado, inspiran piedad.
El recodo filoso de más intenso dolor. El
momento más humano, el que coincide con el
más divino.
-
-
- 6. Melusina
-
- Melusina es monstruo.
Melusina es un grito catastrófico. Melusina es
fatus y hada protectora. Es inteligente. Ni joven ni
vieja siendo inmortal "envejeció
apresuradamente", íncubo producto de mentes
afiebradas o hija de la fantasía. Melusina es
un desorden cronológico. Melusina es de forma y
tamaño variables, y omnisciente. Horada el
tiempo y el espacio. Habiendo vivido en el Poiteau
medieval es contemporánea de los que fantasean
con ella y meditan su mito hasta el fin de los siglos.
Melusina es la tentación. Melusina es el autor
más su lecturas puestos a fermentar en la mente
del lector14.
- El hada Melusina nunca
logrará alterar su fatus de inmortal pero tiene
poder de alterar los destinos de su elegido: colmarlo
de riquezas mientras sea su protegido su privado su
apartado su separado su hadado, mientras le sea fiel y
no infrinja el tabú.
-
-
- 7. Madre
protectora
-
- Melusina, el fato, elige a su
protegido. Melusina elige15,
Melusina protege. Melusina protege bajo sus alas.
Melusina protege y acosa a su protegido
Aiol.
- Es impropio pensar en
identificación alguna. En la biblioteca de la
planta baja de la casa de don Manuel di con una glosa
en La Virge notre mediatrice 16.
Revela comparaciones y metáforas
atrevidísimas de su línea de
pensamiento. La sirena canta para
atraer-avisar-prevenir (que es el otro aspecto de la
protección) a los marineros de la muerte que
anda rondando, la Virgen es estrella guía y
protección de los marineros o sea los mortales
que andamos perdidos en este mar de la vida. Melusina
también canta (o grita o silba) para
anunciar-prevenir-avisar de la muerte de alguien de su
estirpe.
- Pero la novela es una
metáfora literaria. La novela sugiere. Sin
embargo queda claro, señalado y subrayado,
reiterado el tema de la protección. Lo presenta
-¡insuperable estilo!- la primera página
de la novela.
- 8. El
unicornio
-
- Que sea natural que Melusina
sea "experta" en unicornios va de sí que
pertenecen ambos a lo feérico y sobrenatural.
Pero si tal nombre nomina a una novela, al lector
común le sonará vagamente exótico
y le evocará un hueco no
identificable.
- Melusina ve el cuerno de este
animal en manos del caballero Ozil. Entonces, desborda
su carisma didáctico y compila sobre el tema un
tratado en píldoras a uso del fatigado
lector: enumera la simbología, los beneficios y
ventajas que protegen al poseedor del cuerno o de
apenas una astilla, el médico que se
atrevió a negar esos efectos curativos, la
técnica para cazar al animal, los tapices que
ilustran esa técnica.
-
- Porque como
un unicornio se entregó Aiol a Seramunda
la tarde del baño.
- Lo
perdía [la virtud] con los ojos
en blanco, como un unicornio cautivo, (...) (IV,
141).
-
- y como a un unicornio
persigue Melusina a su tataranieto sin lograr
rendirlo.
-
- Durante dos
años, desde que comencé a
perseguirlo, a espiar y acosar al misterioso
unicornio en una cotidiana cacería, lo vi
escabullirse (...) (VI, 47).
-
- Por último la Santa
Lanza clavada en su costado, mucho se figura el cuerno
del unicornio. También en este caso una
fácil comparación es impropia. Toda la
novela es metáfora literaria de puro goce
estético. Las problemáticas del autor
quedan irresueltas.
-
-
- 9. Otras
clasificaciones
-
- Así que El
Unicornio de inofensivo e inocente cuento de hadas
como principiaba, se volvió telenovela
lacrimógena de media tarde o serial
melusiniano, pasatiempo divertido y aculturado; fue
melodrama teatral y espectáculo de vanguardia
para público culto, novela del género
que quisiéramos asignarle; lectura "agradable y
honesta" para el comentario y la conversación
amena; ha significado el punto de partida para iniciar
una investigación erudita, ha planteado
interrogantes existenciales que llevan a una
búsqueda interior, actitudes que en el lector
estaban adormiladas y de las cuales ya no podrá
deshacerse ni despreocuparse.
- El Unicornio es libro
de horas: sus páginas escanden los minutos de
un tiempo eterno. No ilustra la realidad, ni el
escritor analiza o estudia con lentes de aumento esta
porción, este spaccato de la Edad Media que
ello es tarea del estudioso. Captada la esencia,
Mujica articula la narración con motivos cuya
significación, desvirtuada por estar fuera del
contexto histórico natural, conjuga de manera
que adquieran sentido en una ficción
verosímil. Agobia a los personajes con su
propia problemática existencial.
Después, echa a rodar la burbuja ficticia de la
novela que de tan genial "los niños (...)
manosean, los mozos (...) leen, los hombres (...)
entienden y los viejos (...) celebran y, finalmente,
es (...) trillada y (...) leída y (...) sabida
por todo género de gentes" (D. Quijote,
cap. III).
- Este es un relato de los
pormenores, en el cual los pormenores quedan y el
relato huye. Vale.
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